Firmar un contrato conlleva asumir riesgos y responsabilidades. Antes de hacerlo, es crucial comprender tus derechos y obligaciones para proteger tu patrimonio y tu futuro.
Este artículo ofrece un recorrido completo, desde los conceptos básicos hasta las mejores prácticas antes de estampar tu firma.
Conceptos básicos
En el mundo jurídico y financiero, entender qué es una garantía y qué es un aval puede marcar la diferencia entre una operación segura y un compromiso arriesgado.
Una garantía es un mecanismo que asegura el cumplimiento de una obligación: pago de una deuda, ejecución de una obra o reparación de daños, entre otros.
- Garantía personal: responde una persona con todo su patrimonio presente y futuro (fianza o aval).
- Garantía real: recae sobre un bien concreto, como una hipoteca, prenda o depósito en metálico.
El aval es una forma típica de garantía personal. Un tercero, el avalista, se compromete a cumplir la obligación si el deudor principal no lo hace.
Existen avales procedentes de:
- Personas físicas o jurídicas (aval personal).
- Bancos o entidades financieras (aval bancario).
La diferencia clave es que la garantía es el género (personal o real) y el aval es una de las formas de garantía personal, ofreciendo seguridad jurídica y tranquilidad financiera.
Marco legal esencial
Para operar con avales y garantías en España, conviene conocer el respaldo normativo:
El Código Civil regula la fianza en el art. 1822 y siguientes, estableciendo el beneficio de excusión (art. 1830 CC), que permite al fiador exigir que se agoten antes los bienes del deudor principal, salvo renuncia expresa.
La Ley Cambiaria y del Cheque disciplina el aval incorporado a títulos valores, garantizando pagos rápidos en transacciones comerciales.
En el ámbito administrativo, los avales bancarios y los depósitos en metálico son frecuentes en licitaciones públicas y trámites de urbanismo o tributarios, donde a menudo se exige renuncia al beneficio de excusión para agilizar la ejecución.
Partes en un aval y funcionamiento
Cualquier contrato de aval debe incluir:
- Identificación del avalista, avalado y beneficiario.
- Referencia clara a la obligación garantizada (préstamo, contrato de alquiler, licitación).
- Importe máximo garantizado.
- Plazo de duración, vigencia y exigibilidad.
- Condiciones de ejecución y de cancelación.
Las partes de un aval son:
Avalista: quien asume la responsabilidad subsidiaria o solidaria.
Avalado o deudor principal: quien origina la obligación.
Beneficiario: quien exige la garantía para protegerse frente a un posible impago.
La lógica de funcionamiento es sencilla: si el deudor incumple, el beneficiario puede ejecutar el aval y solicitar el pago al avalista. Posteriormente, el avalista podrá ejercitar la acción de regreso contra el deudor principal para recuperar lo abonado.
Tipos de garantías y avales
Existen múltiples variantes según quién las otorgue, para qué sirven y cómo se responden:
- Aval personal: emitido por cualquier persona física o jurídica, común en préstamos entre particulares o familiares.
- Aval bancario: formalizado por una entidad financiera, con comisiones entre 0,5% y 2% anual y posible inmovilización parcial de fondos.
- Sociedades de garantía recíproca: el riesgo lo asume una SGR para facilitar crédito a pymes.
Según la obligación garantizada, destacan:
- Aval técnico: asegura la correcta ejecución de obras o servicios.
- Aval económico-financiero: garantiza el pago de préstamos o anticipos.
- Aval económico-comercial: cubre transacciones comerciales como importaciones y suministros.
- Aval de alquiler: asegura el pago de rentas y posibles desperfectos.
- Aval notarial: interviene notario para otorgar fe pública.
Además, la responsabilidad puede ser solidaria o mancomunada. En el aval solidario, el beneficiario exige la totalidad de la deuda a un solo avalista, sin agotar primero las vías contra el deudor. En el aval mancomunado, varios avalistas asumen cuotas proporcionales, reduciendo la exposición individual.
Recomendaciones prácticas antes de firmar
Para evitar sorpresas y proteger tus intereses, sigue estos consejos:
- Lee detenidamente el contrato de aval y subraya condiciones de ejecución y cancelación.
- Negocia la renuncia o limitación al beneficio de excusión si no te interesa asumir riesgos inmediatos.
- Verifica el importe máximo garantizado y adapta la cifra a la operación real, evitando sobregarantizar.
- Infórmate sobre comisiones, gastos de estudio y posibles contragarantías exigidas por el banco.
Recuerda que un aval indebido puede lastrar tu capacidad crediticia y comprometer tu patrimonio. Antes de comprometerte, asesórate con un experto y evalúa otras alternativas, como seguros de caución o depósitos en metálico.
Adquirir un aval es un acto de confianza mutua, pero también de responsabilidad. Tener conocimiento profundo del contrato te permitirá negociar condiciones más favorables y prevenir conflictos futuros.
Conclusión
Firmar un aval o una garantía sin entender todas sus implicaciones puede generar cargas inesperadas. Sin embargo, con la información y el asesoramiento adecuados, podrás convertir estos instrumentos en aliados para el crecimiento de tu proyecto o la consolidación de tu negocio.
Empodérate con el conocimiento, revisa cada cláusula y exige transparencia en las condiciones. De esta forma, garantizarás una relación sólida y segura con tus socios, acreedores o la Administración.